Alto desempeño en los negocios. Mucho más que rentabilidad.
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El entorno actual donde las condiciones son cada vez más inciertas, los competidores más audaces, y donde la velocidad de respuesta debe de ser cada vez más alta, exige a nuestras empresas poner especial atención en dos aspectos fundamentales para asegurar una competitividad sostenible:
1. La medición puntual de los indicadores clave de desempeño de la organización.
2. La creación de un proceso de mejora y desarrollo competitivo, alineado a los aspectos estratégicos de la empresa.
La mayoría de las empresas del país son catalogadas como PyMES (pequeñas y medianas empresas), donde esta necesidad se vuelve más fuerte ya que no cuentan con departamentos de análisis de procesos ni con un sistema ERP que controle todos los procesos contables, administrativos y de operación del negocio, por lo que es de vital importancia poner especial atención en estos aspectos para poder crear una plataforma de crecimiento continuo, que asegure su permanencia en el mercado a pesar de las dificultades y la incertidumbre que se pueda tener, ya que tristemente muchas de estas empresas pasan por grandes momentos, pero no dan el salto hacia empresas institucionales, con una visión estratégica, una operación eficiente y una cultura de trabajo de alto desempeño.
En nuestra experiencia en el campo de consultoría nos ha tocado trabajar con organizaciones de diversos tipos y con diferentes problemas y causas, pero principalmente comparten una característica de fondo: por falta de un esfuerzo formal, no pueden llegar a los niveles de competitividad, rentabilidad y alto desempeño que buscan.
El proceso debe de comenzar por una evaluación objetiva de la situación actual de la empresa en términos de:
-Rentabilidad e indicadores financieros
-Fortalezas y Debilidades del negocio en aspectos estratégicos y operativos
-Capacidad y perfil del equipo ejecutivo y la gente clave
-Eficiencia en los procesos y la operación de las áreas
-Oportunidades de optimización y reducción de costos en los procesos
-Confiabilidad de la información financiera y de los indicadores de operación y desempeño de las áreas
-Grado de sistematización
-Posición del mercado, calidad de los productos o servicios, satisfacción del cliente y fortaleza de la marca
-Cultura interna de alto desempeño
-Visión de los accionistas de hacia dónde quieren llevar su negocio
Esta evaluación del negocio debe de convertirse en la base para un “upgrade” organizacional, que lleve el negocio a niveles más altos de competitividad interna y externa. Un aspecto clave a considerar en estos procesos es el factor gente y su natural resistencia al cambio, por lo que la participación e involucramiento de la alta dirección, es indispensable para modificar procesos mentales e implantar una cultura de cambio y de mejora continua.
A partir de esto es cuando entran en juego los dos aspectos comentados al inicio de este artículo. Es cuando se vuelve necesario definir los indicadores clave del negocio, de las diferentes áreas y los puestos clave de la empresa. Después de tenerlos definidos es necesario tener una plataforma de medición que nos permita tener la información puntual para la toma de decisiones en cuanto al desempeño del negocio y sus componentes clave.
Es aquí donde empieza a darse el alto desempeño, no podemos mejorar el “performance” del negocio si no medimos puntualmente los resultados de las áreas clave, después de haber entrado al detalle de toda la operación y los procesos que componen el negocio para optimizarlos, y después que alineamos estos procesos y a la gente que los llevan a cabo, es cuando se da el verdadero “management” de alto desempeño, ya que estamos midiendo lo operación óptima, midiendo los indicadores clave, estableciendo metas, ligando estas metas a la compensación variable y estableciendo una verdadera cultura de alto desempeño que lleve al negocio al lugar que quieren los accionistas.
La búsqueda de la rentabilidad es la primer condición, pero el verdadero detonador que diferencía a las empresas medianas y grandes, que dan el salto a ser empresas institucionales, es la implantación de una cultura de alto desempeño que impulse todos los vectores de la organización.
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