Respuesta psicoterapéutica al Dolor Emocional
Me parece interesante incluir esta respuesta al artículo de "Dolor Emocional" escrita por una buena amiga psicóloga, que trata este tema muchas veces por semana con casos reales de personaes y problemas reales. Ella es miembro del Consultorio psicológico de psicoterapia, psicóloga titulada por la UDEM con posgrado en psicoterapia psicoanalítica.
"Siempre he pensado que el corazón más que un órgano es un músculo y que como tal, debe de ejercitarse para estar en forma. Toda experiencia fortalece nuestra capacidad de sentir pero es sólo mediante las prácticas más fuertes, difíciles y dolorosas por las que el corazón realmente crece y se tonifica. Creo que cada experiencia que vivimos es como una nueva rutina de ejercicios para el corazón y dependerá de cada individuo el identificar el número de repeticiones que su corazón necesite para estar en su nivel más óptimo, recordando siempre que lo difícil no es llegar sino mantenerse.
Creo que el valor negativo con el que definimos ciertos sentimientos se lo hemos adjudicado desde una perspectiva racional y no tanto emotiva. Como sociedad hemos decidido que el llorar es malo y que lo debemos evitar a toda costa. En lo personal, creo que tanto el sufrir como el gozar es parte de un mismo espectro de capacidades únicamente humanas.
Si bien es cierto que los animales sienten y se relacionan, sólo lo hacen a un nivel instintivo y nunca con la misma calidad e intensidad que los humanos. No cuentan con la racionalidad suficiente para darse cuenta que la cría que pierden ante las garras del león es única e insustituible y que el hecho de que puedan tener 10 crías más, jamás podrá remplazar la pérdida. Es probable que en consecuencia, como humanos suframos más, pero también en la misma línea, logramos alcanzar niveles de plenitud y felicidad jamás soñados por ninguna otra especie. El sentir nos hace estar vivos y nos recuerda que somos parte de un mundo lleno de posibilidades.
Muchas veces me he cuestionado si esas posibilidades se encuentran fundadas en un mundo basado en la fantasía y en la ilusión. La fantasía y el deseo de siempre ser y tener más, la ilusión de alcanzar el bien mayor. Me pregunto si en algún momento esa fantasía realmente se convierte en realidad y más aún si seremos capaces de reconocer el momento en que esto suceda. Creo que la pregunta debiera estar enfocada a interrogarnos, cuál es ese bien mayor que buscamos y cómo sabremos que lo hemos alcanzado? Será posible despertar un día y decir “no podría ser más feliz…”?
No estoy segura de que haya una sola respuesta ante tantas preguntas planteadas acerca del dolor y el propósito del mismo. Lo que sí estoy convencida es que todos en algún momento hemos sido parte o hemos probado, aunque sea por unos instantes, la plenitud de nuestro bien mayor y es el recuerdo del mismo y la esperanza de volver a alcanzarlo lo que nos inspira a seguir viviendo, sintiendo. "
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